La filtración de agua es esencial en hogares, industria y agricultura. Frente a opciones como plástico o carbón, los filtros metálicos destacan por durabilidad superior, resistencia química y capacidad para condiciones extremas. Elegir el tipo correcto garantiza máxima eficiencia y menores costes de mantenimiento a largo plazo.
Los filtros de malla metálica están fabricados con una estructura de malla tejida en acero inoxidable (304/316L), diseñados para un filtrado grueso con una precisión de 50 a 500 micras, ideal para retener partículas grandes como arena, óxido y otros sedimentos.
Destacan por su resistencia a la presión, durabilidad y baja pérdida de carga, además de ser reutilizables mediante lavado por retroflujo o cepillado, así como por su capacidad para soportar altas temperaturas y presiones.
Estas características los hacen idóneos para aplicaciones como prefiltrado industrial, sistemas de agua de refrigeración y sistemas de riego.
Los cartuchos metálicos ofrecen filtración de alta precisión (1-100 micras) en múltiples configuraciones. Los de malla plegada (PSF) optimizan flujo y durabilidad, ideales para líquidos generales.
Los fieltros sinterizados (PSM/CSM) retienen partículas en profundidad, con alta capacidad de suciedad. Los cartuchos de titanio (TCF) resisten químicos agresivos, perfectos para procesos farmacéuticos o químicos.
Las aleaciones especiales (CSSM) soportan altas temperaturas y ofrecen excelente retro-lavado, útiles en ósmosis inversa o agua ultrapura.
Diseñados para ser reutilizables, combinan precisión ajustable y modularidad, aplicables en alimentación, electrónica y tratamiento de aguas.
Estos sistemas emplean discos ranurados de acero inoxidable apilados que, al comprimirse, crean canales tridimensionales para filtrar partículas medias (20-200μm).
Su diseño único combina alto caudal con baja pérdida de presión, permitiendo autolimpieza rápida mediante retroflujo y adaptabilidad modular para distintos volúmenes.
Ideales para tratamiento de aguas residuales, desalinización y sistemas industriales con flujos variables, destacan por su robustez en entornos exigentes y mínimo mantenimiento.
Los filtros metálicos emplean principalmente acero inoxidable 304/316 por su equilibrio entre resistencia a la corrosión y coste, ideal para la mayoría de aplicaciones con agua dulce o tratada.
En entornos extremos (aguas marinas, químicos concentrados o altas temperaturas), el titanio se posiciona como material premium por su inmunidad a la corrosión. Alternativas como bronce o latón solo se consideran en usos industriales especializados, donde no exista contacto con agua para consumo humano.
Precisión de filtración: Los filtros de malla son ideales para filtración gruesa (50-500μm), mientras los cartuchos metálicos ofrecen máxima precisión (1-100μm) y los discos proporcionan un equilibrio perfecto (20-200μm) para aplicaciones intermedias.
Condiciones de caudal y presión: Sistemas de discos destacan en manejo de altos flujos, requiriendo materiales especializados como acero 316L o titanio para operaciones con alta presión/temperatura que superan los 10 bar y 80°
Compatibilidad química: Medios altamente corrosivos (pH extremos, cloruros) exigen filtros de titanio, mientras fluidos viscosos o con alta carga de sólidos se benefician de cartuchos sinterizados PSM/CSM por su capacidad de retención profunda.
Eficiencia operativa: Las configuraciones reutilizables (mallas, discos y cartuchos lavables) reducen hasta un 60% los costos de mantenimiento en comparación con filtros desechables, siendo óptimas para operaciones continuas.
Diseñados para ofrecer durabilidad excepcional y resistencia a condiciones extremas de presión y temperatura, estos sistemas garantizan compatibilidad química con una amplia gama de sustancias, incluyendo ácidos, álcalis y solventes.
Además, permiten una limpieza exhaustiva mediante métodos avanzados (vapor, ultrasonido, CIP/SIP) y son reutilizables, cumpliendo con los más altos estándares sanitarios (ASME BPE, EHEDG).
Destacan en industrias como la farmacéutica (filtración de agua purificada y procesos estériles), alimentación y bebidas (tratamiento de aguas de proceso), petroquímica (manejo de fluidos corrosivos) y agricultura (protección de sistemas de riego). Su versatilidad los hace ideales para entornos que demandan eficiencia y seguridad.
Los filtros metálicos no son solo componentes, sino tecnologías que elevan los estándares de calidad del agua. Su versatilidad en materiales (acero 316L, titanio) y diseños (cartuchos, mallas) los hace indispensables donde la precisión, durabilidad y sostenibilidad son prioritarias.
Al invertir en la solución correcta, se optimizan costos operativos y se garantiza agua con los más altos niveles de pureza.